sábado, 2 de junio de 2012

Capítulo 2



Ruy no para de soñar con algo un tanto extraño. En la orilla del río que pasa por su ciudad natal, se encuentra pensando, cuando una amiga suya aparece y empiezan a hablar. Desgraciadamente, los interrumpe un misterioso hombre, llamado Boss, pero ellos no saben ese pequeño, aunque importante, detalle. Boss acaba noqueando a Ruy, y Airlia se queda esperando a que se despierte. Es entonces cuando aparece otro hombre, llamado Werner, que se lleva a Ruy a cuestas.

-Primer contacto-

Ruy se despierta en un cuarto desconocido para él, tras estar inconsciente durante cuatro horas. Se despierta un poco mareado y contusionado por la batalla contra aquel hombre desconocido para él. Sale del cuarto, y al salir, y mirar arriba, ve que en la puerta de donde estaba, había un cartel con una cruz roja, deduciendo que es una enfermería. O al menos lo ha sido. Sigue andando hasta llegar a una sala enorme, algo oscura, iluminada mayormente por un monitor enorme, de unas 100 pulgadas. Bajo esa pantalla, hay un montón de pantallas de tamaño normal, y de ordenadores, algunos de ellos apagados. Un hombre está sentado en una mesa del centro de la sala. Es Werner.

-Ruy: ¿Qué sitio es este y quién eres tú?
-Werner: Casi no te has despejado y ya estás haciendo preguntas a pares.
-Ruy: ¡Responde!
-Werner: Este sitio… es la antigua base de Lunaris, una antigua organización cuya misión primordial era proteger a los celestiales *Ruy cambia su cara al oír esta palabra*, enfrentándose a enemigos muy fuertes. Pero murieron todos. Sólo sobreviví yo, que me dedicaba mayormente a tocar estas antiguallas *lo dice mientras pone una mano sobre un monitor*. Soy Werner, por cierto.
-Ruy: (Celestiales… En mi sueño se nombraba a los celestiales…) ¿Celestiales? ¿Qué se supone que son? ¿Y por qué estoy aquí?
-Werner: No te cansas de preguntar... ¿Acaso no lo recuerdas?
-Ruy: ¿Recordar? ¿Qué debería recordar?
-Werner: *hablando para sí mismo, en voz alta* Según sus cálculos, el sello debería estar rompiéndose ahora que ha usado la Fuerza interna.
-Ruy: ¿Qué estás balbuceando?
-Werner: Ruy, creo que tendré que explicarlo todo desde el principio. Un filósofo de la antigua Grecia, Aristóteles, sostenía que nuestro mundo se dividía en dos mundos en realidad: el mundo terretre o sublunar, cuya materia se compone de 4 elementos, lo de este mundo, claro, de naturaleza impura. Luego estaba el mundo celestial o supralunar, compuesto por un 5º elemento, el éter, de naturaleza pura, de ahí la pureza de ese mundo. Ambos mundos estaban habitados por seres. El mundo terrestre estaba habitado por nosotros los humanos, pero el mundo celestial estaba habitado por seres puros llamados Celestiales, quienes iban y venían por ambos mundos como querían y eran capaces de incorporar a su torrente sanguíneo el éter, lo que les daba una fuerza increíble, entre otras cosas. Tu padre y tú, sois celestiales.
-Ruy: ¿Estás fumado o algo? ¿Me estás diciendo que existe otro mundo, aparte de este, y que vengo de ese mundo, como mi padre? ¡Estás majara!
-Werner: Te estoy diciendo la verdad. ¿Acaso no recuerdas lo que pasó hace 15 años, cuando te descontrolaste… y mataste a un hombre?
-Ruy: ¿Cómo sabes lo de mis sueños?
-Werner: Esos sueños tuyos… son recuerdos hallados en lo más hondo de tu corazón, que se quedaron ahí grabados, pero no salían porque había un sello que impedía que salieran.
-Ruy: ¿Un sello? ¿En mi corazón? Sigues siendo muy convincente, buen hombre, sí.
-Werner: ¡Que te estoy diciendo la verdad! Y es más, te diré que la persona que te selló tanto tus recuerdos de aquel día, como los anteriores, y tus poderes, fue tu padre.
-Ruy: ¿Mi padre? ¡Mi padre está muerto! *Werner aparta la mirada* Porque está… muerto… ¿verdad? *Werner no contesta* ¿Por qué te callas y no respondes?
-Werner: No te puedo responder a algo que no sé con exactitud.
-Ruy: ¿Cómo que no lo sabes? ¡Desde que era pequeño me decían todos que mi padre murió!
-Werner: ¿Y su tumba?
-Ruy: *agacha la cabeza* No tiene… O al menos, está vacía. Es como si no tuviera, sólo es simbólica.
-Werner: ¿Y no te dice eso nada?
-Ruy: ¡Pero fue porque no encontraron su cue… *se detiene a medio terminar la palabra*
-Werner: Todo fue una treta. Tu madre les haría creer a los demás que está muerto, pero ella sabe perfectamente que no, o por lo menos que no murió hace 15 años. Ruy, tu padre podría vivir aún, pero no querría que nadie lo encontrase.
-Ruy: ¿Cómo puedo, entonces, conocer su paradero?
-Werner: Hablando con cierto conocido. Pero… para ello lo deberás derrotar antes. Y ese sujeto es muy fuerte. Se hace llamar Boss.
-Ruy: Boss… ¿Y debo derrotarlo?
-Werner: Primero de todo hay que devolverte todos tus poderes.
-Ruy: Oh, sí, esos poderes que tengo, según vienes comentando ¿Y cómo se supone que harás eso?
-Werner: Yo no lo haré. Eso lo harás tú.
-Ruy: ¿Yo? ¿Cómo?
-Werner: Eso es algo que deberás descubrir tú solito. Si quieres te puedo ayudar a hacerte más fuerte, una vez rompas el sello, proporcionándote material y cosas por el estilo, presentes en esta base, pero… en esencia, es cosa tuya en su gran mayoría.
-Ruy: Eso no me ayuda mucho, ¿sabes?
-Werner: Ese sello mantiene gran porcentaje de tu poder inactivo e inaccesible. Si consigues sacar ese poder, podrás usar ese material. Ruy, las salas de entrenamiento están diseñadas para que uses los poderes que debes liberar del sello, si no, esos artilugios podrían acabar contigo. Una persona normal no puede ni entrar en las salas. Por eso, será mejor que no nos veamos hasta entonces.

Ruy se despide de Werner y abandona la base de Lunaris. Al día siguiente, de camino a clase, Airlia le corta el paso.

-Airlia: Buenos días, Ruy. ¿Estás bien?
-Ruy: Sí, gracias por preocuparte.
-Airlia: ¿Cómo te fue con Werner?
-Ruy: ¿De qué conoces a ese tío?
-Airlia: Cuando estaba a tu lado, esperando a que despertaras, ese hombre apareció y te llevó a cuestas a no sé dónde. Me tuve que fiar de él. Tú estabas muy mal, y se ofreció a llevarte, y yo no sabía qué otra cosa podía hacer. Además, dijo ser antiguo amigo de tu padre. No te sentaría mal, ¿no?
-Ruy: Tranquila, Airlia. Fue la decisión idónea, pero, ¿no le contarías a nadie lo que pasó ayer?
-Airlia: No. Nadie se lo creería igualmente, así que…
-Ruy: Mejor. Debo pedirte que lo que pasó ayer… no se lo digas a nadie.
-Airlia: ¿Por qué? ¿Te avergüenzas de que aquel hombre tan raro te dejara así?
-Ruy: No. Aquel tío era fuerte, bastante, de hecho. Pero eso no lo debe saber nadie. Por favor, Airlia, esto te lo pido como favor personal. Nadie más lo puede saber.
-Airlia: Está bien, pero Werner lo sabe.
-Ruy: Podemos fiarnos de él. No te tienes que preocupar de eso. Bueno, te dejo, que mi clase empieza ya. Adiós.
-Airlia: Adiós, Ruy. *se despide mientras Ruy se va alejando a toda prisa*

Y así pasan dos semanas, en las que Ruy no hace más que hacer entrenamiento físico intensivo para fortalecer su cuerpo. Sin embargo, los cambios no los nota tanto. Aunque durante esas semanas sí haya ganado fuerza muscular y velocidad, aparte de resistencia física, sigue notándose igual al dar un puñetazo en un saco de boxeo, cosa que atribuye a no haber roto el sello aún. Los sueños que hasta ahora no dejaban de atormentarle, han cesado. Pero aún falta algo por recordar, porque las palabras de despedida de su padre no las “encuentra” en sus recuerdos.

Tras esas dos semanas, todo va normal, en un día de clase normal. En clase se sitúa junto a su mejor amigo, Vital (la sílaba tónica es la primera, pero no lleva tilde), que no sabe nada de lo que pasó un par de semanas atrás, a orillas del río. Sin embargo, sí que nota que Ruy está más raro de lo normal, desde entonces. Pero sabe que acabará sabiendo qué demonios le pasa. Así que lo deja pasar. Terminan las clases y Vital se acerca a Ruy.

-Vital: Tío, ¿qué has estado haciendo estas últimas semanas, que no te he visto el pelo fuera de clase? Pareces diferente, no sé.
-Ruy: Nada, Vital. He estado ocupado con unas cosas.
-Vital: Ya, bueno. ¿Te vienes al polígono industrial a ayudarme a mí y a mi padre a subir cosas al camión? Nos vendría realmente bien que nos echaras una manos, y viendo cómo te estás poniendo, no te costará mucho.
-Ruy: Claro, ¿por qué no? ¿A qué hora?
-Vital: Ya mismo.
-Ruy: Cabrón, ibas con toda la idea.
-Vital: Vamos, no te quejes, que ya le dije a mi padre que vendrías.
-Ruy: Muy bien, no me queda más remedio, pero después me invitas a tomar algo cuando acabemos.
-Vital: Vale, vale.

Al llegar a la zona industrial de la ciudad, Ruy siente algo raro en el aire, parecido a la presencia de su misterioso enemigo de hace un par de semanas, pero más leve. Ignora dicha sensación, y empieza a ayudar a Vital y su padre. Cuando llevan la mitad del cargamento subido al camión, el padre de Vital se mete en la pequeña fábrica que tiene a su nombre. En ese mismo momento, cuando Ruy acaba de meter un paquete en la parte trasera del camión, nota como un peso extra se le añade al camión.

-Desconocido1: Tienes una vida de lo más normalita para ser un celestial.
-Ruy: *mira arriba, y ve dos hombres, con una presencia de la misma naturaleza que Boss, con trajes parecidos a los de sus enemigos en el sueño, y da dos pasos para atrás; Vital que se iba a meter a la fábrica, con su padre, se gira y los ve* ¿Quién coño sois?
-Desconocido2: Tu peor pesadilla.
-Vital: *se acerca* Ruy, ¿quiénes son esos dos tipos tan raros?
-Desconocido1: ¿Dos? *chasquea los dedos, y empiezan a salir tíos vestidos igual por todas partes, rodeando a Ruy y Vital, que se quedan espalda con espalda* Ahora sí que estamos todos.
-Ruy: Vaya circo han traído estos tíos.
-Vital: ¿Seguro que no los conoces? ¿En qué líos te has metido durante este mes?
-Ruy: ¡Yo en ninguno! Será que tienen fijación oral por mí.
-Desconocido1: Chaval, ¿no sabes nada de lo que es Ruy?
-Vital: ¿Qué dice este tío? ¿No serás, por casualidad, un alien?
-Ruy: ¿¡Pero qué dices, tarado!?
-Desconocido1: Este chico al que tú llamas tan confiadamente amigo, es nada más y nada menos que… un celestial, un ser que no viene de este mundo. *la mirada de Ruy cambia radicalmente*
-Vital: *se aleja un poco de Ruy, mirándolo como a un extraño* Ruy… ¿qué dice ese tío que eres?

Mientras tanto, en la entrada de la fábrica, el padre de Vital está asomado, apoyado en la compuerta cerrada. Pero, de repente, aparece Boss a espaldas de este hombre.

-Boss: ¿Te diviertes espiando a tu hijo y a su amigo?
-Padre de Vital: *se da la vuelta enseguida ipso facto* Esa voz...
-Boss: Los rumores eran ciertos. Ya no eres lo que fuiste en tu día, Zeth. *la cara de Zeth, el padre de Vital, cambia radicalmente al escuchar su nombre*
-Zeth: No puede ser… ¡Boss!

Continuará…

Vital descubre lo que es Ruy, y lo que pasó dos semanas atrás, a orillas de río. Y la conversación entre Zeth y Boss sigue. Gracias por leerme, y hasta la próxima. Saludos.

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